Me encanta este formato. Es una especie de diario público en el que publico las cosas sin pedir nada a cambio. Y con nada me refiero a la interacción, que tan necesaria parece estos últimos años.
Algunos de los lectores que reciben este boletín me comentaron que no se les ocurre nada para comentarme cuando lo leen, pero que disfrutan de esos cinco minutos que les toma. Y, sin duda, para mí eso es lo bueno. Enseño lo que hago y no recibo críticas, ¿hay algo más liberador para un artista? Más que nada, como pasa en redes, el exceso de comentarios o mensajes hace que uno encamine las cosas en base a eso. Yo intento no hacerlo, pero he visto perfiles enteros que han insistido en cosas que les funcionan en likes y comentarios.
Así que no se vean obligados y obligadas a emitir feedback. Disfruten, que para mí es muy interesante especular cómo han recibido esto. Y en esa intriga se activa la motivación. El morbo de lo oculto. La lectura en lo abstracto.
Y hablando de abstracto, ayer salí a pasear con la libreta para dibujar paisajes de atardecer.
No he encontrado mejor forma de dibujarlo.
La semana pasada salió esta viñeta en El Estafador.
Y está en la agenda de la revista Mongolia. En la web se puede comprar con un pequeño descuento.
Y una cosita más que quiero comentarles. Esta semana empieza el curso de Stopmotion en el CEF. Posiblemente uno de los temarios que más me gusta dar. Es gratis porque está subvencionado por el SOIB y quedan algunas plazas. Se los súper recomiendo 😎.
Poco más, nos vemos pronto en la bandeja de entrada.